lunes, 22 de diciembre de 2008

Recuerdos que se renuevan en cada encuentro

Golpe fuerte con aquella parte plana que se forma entre la mitad del empeine y los cinco dedos juntos intentando una paleta. La pelota se eleva recta en el aire alcanzando el cielo. En esa dirección dirigimos nuestras infantiles miradas. En ronda estamos parados siguiendo el recorrido. Sin apresurarnos alguno siente que es suya y se precipita a recibirla con una buena pirueta o solamente repitiendo aquella posición correcta con la intención de que vuelva al vuelo alcanzando el cielo. Hierbas y tabaco acompañan nuestras manos ocupadas. Un vaso de cerveza salpicará inevitablemente si la pelota se acerca. El escenario es verde y el sol naranja. El olor a humo comienza filtrar desde la chimenea, el fuego esta prendido, nos espera un rico asado. Los comensales saben de rituales que no se piensan