El ojo medio pegado, como cremallera de cierre a la que pareciera le falta aceite, se abre entre la penumbra que amenaza con ser noche pero que aun no se ha podido realizar. Es casi orgásmica la apertura ojal post siesta. El cielo de color naranja esta dejando de serlo. Los labios paposos se abren y cierran dándose el permiso de pegarse para volver a separarse. Cada vez que la boca se abre la lengua va en busca de un chasquido. Mueve una mano en forma circular como queriendo dibujar en la nieve el ala de un ángel, arriesgando así, su primera evidencia de vida. El brazo recorre la cama y el inconsciente espera que se trabe ante un cuerpo suave. Se rasca la garganta para darle a conocer al polvo que lo acompaña que se ha despertado. Estira sus huesos y con un leve pero contraído aullido se recuerda donde esta. La ceremonia concluida del despertar. Un hilo tan fino e inconsciente que tarda en descifrar. Es una suerte levantarse en el momento justo en el que todavía algún rayo de luz se resiste a la amargura del sol por retirarse siempre tan temprano. Se levanta de la cama y sabe que es lo que tiene que hacer. Un café.
Salir de su casa será difícil y es probable que el correr de la noche, en un principio prejuicioso, se le haga cuesta arriba. Sin embargo sabe que apostando algunos chelines la cosa cambia considerablemente. Se recuesta sobre su hombro una vez más antes de convencerse que esa puerta lo llevara a hacia algo entretenido. La puerta de su cuarto es su primer obstáculo material y mental. Así que la vuelve a observar detenidamente, es la misma puerta que horas antes lo había visto irse a trabajar. La misma que con fascinación vio al llegar. Ahora es una puerta distinta, como también habían sido las otras. La puerta contigua a la cama, la ubica con su próximo desafío, o su próximo trámite, por allí tenía que pasar para salir al pasillo, ya se iba incrementando su mapa mental.
Una brisa de aire fresco le rosa la cara al doblar el picaporte y tirar de él. La corriente que aparece al abrir la puerta es mínima pero ampliamente refrescante. Todavía siente su cara hinchada.
Marcando las horas el reloj en la pared envuelve la mirada y concentra la atención. Una mujer casi bella, casi flaca, y casi simpática lo esta mirando. Son todos esos casi lo que lo hacen dudar. Aparentemente se encuentra acompañada. Un hombre y una mujer la tratan de forma amigable. En diagonal, unos pasos más atrás, en dirección suroeste, una tortuga recorre el salón. Su paso es lento y despreocupado, aunque con las tortugas nunca se sabe. La mirada de la tortuga se vuelve hacia el y hacia la mujer con un arqueo de cabeza propia de una marioneta sobre las piernas de su ventrílocuo. Muy pronto la mirada de la mujer y la de la tortuga se enfrentan creando una atmósfera lineal que se podía ver si uno observaba fijo y prestaba mucha atención. Y así lo hacía él desde su silla pudiendo constatar la teoría. Una línea densa unía las miradas de la mujer y la tortuga de manera no amigable. La pareja que la acompañaba ya se había retirado, casi por naturaleza. Su perplejidad no se lo permitió, la tortuga se la llevó.
Ya es tarde, recostado sobre su hombro se lo recuerda, mejor métete devuelta en la cama, se dice en vos alta…
3 comentarios:
hola? hola? soy yo el primer comment del blog? ay, me muero de la emocion, nunca fui primero en nada.
bienvenido, bienvenido, celebramos la aparicion de estas lineas.
Hey loqui! Bienvenido a este mundillo!!
y bueh, pensé que iba a ser la primera...pero alguien me ganó de mano. Jaja
Lindo despertar. A veces a mí me resulta tortuoso.
Vamos por más! Hay?
Que despertar de siesta!. Lo que me cuestaaaa. Te leo.Los ojos se me cierran. Te leo. Me desvelo. Te leo. El fin del cielo naranja me ilumina, el aire fresco me despabila. La siesta me lleno de energia!.
Que lindo leerte! Aplausos bostezos y ahora... a dormir la siesta!!!
Abrazo fuerte. Lechuuuuu (quien ahora duerme muchooo!)
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