sábado, 24 de octubre de 2009

Pintando en palabras, un ejercicio práctico pero incomprensible

Espacios compartidos en días soleados y no tanto. Tristes cantores nos indican el problema a resolver. Egoístas cantautores nos definen por derecho propio. Escenarios increíbles nos superan. Y en el fondo queda tu alegría. Superficies viscosas la sienten subir. Biscochos en las noches de soledad acompañada. Mate para crecer y pensar. Sin ganas de generar un contenido, sólo pintar un sentimiento utilizando palabra difusas dibujando pensamientos diluyentes en un cerebro chiquito en comparación a las cosas grandes. Cuidados fraternales, latidos que descienden y aullidos que se escuchan en una noche inventada. La vida con significado, la muerte sin dolor, la locura acompañada, los ladridos del perro que no ladra. Hoy compartimos nuestra vida para que todo sea algo. Las palabras absorben lo que les damos por definición. Las experiencias esperan ser mejoradas ¿Al peine te lo dan cuando ya te quedaste pelado? Ni tanto ni tan poco. Nacen y mueren, resucitan y nos vienen a visitar. Nos mentimos y nos verdamos, que es algo así como cubrirse de verdad en la tormenta tropical, no sirve para un carajo. Naciste y ya te quiero, no te hace falta demostrarme nada, o si. Te veo al amanecer y ya no te quiero, te veo al atardecer y te temo, te siento y me pego. Te fuiste y te extraño, te quedaste o te mataste. Una palabra, un escenario descripto para caminar a donde uno quiera. Cosquillas en la panza, aburridas de esperar. Recibiendo el verano en invierno, lejos del otoño, cerca de la primavera. Ahí estas parado, donde nos encontramos por última vez. Ahí estas acostado en donde te vi al final. Ahí estas sentado, cebando mate, cortando queso, mirando, escuchando, creciendo sin parar de crecer. Dinámico, dialéctico, incisivo, cobarde, sólo eso. O es que en algún momento prometiste aguantar. Aguantar cuando estés triste. No escribir cuando es fácil decir que sí. Describir cuando todo parece irse para regresar en unos breves comerciales. La pausa, la pauta, la puta. Todas juntas preguntan por ti. La cama, la cueva, la hamaca, la almohada, la silla, la diva. Una tortuga lenta indeseable pregunta, pero ya te fuiste buscando un sol dorado, porque los soles son dorados. Una planta espera que le des agua, el perro comida, y tu corazón te pide un poco de melancolía, abra que entregar lo que sobra, tomar lo que falta, escupir lo que disgusta. Al lado, enfrente, al costado o acostado, peor aún si sos acosado. Los labios arqueados inventan una sonrisa diaria, común, simbólica, dormida, enferma. Pero en el espejo es siempre sonrisa. Cuesta plata tener, cuesta vida querer. Cuesta tanto extrañarte, cuesta poco olvidarte. Cuesta tanto estar si lo que te separa es la verdad. Cuesta intentarlo. Cubeta, para los hielos que sacas del frizer cuando te acordaste de ponerlos. Si no, no hay. Son códigos para jugar, para armar, para pintar, para creer…. Creer…. Creer yo quiero creer siempre. Jugar, saltar, correr, tocar, pensar, responder, besar, colorear. Pirata incomprendido de boca torcida recorre el mundo para ganarle al tiempo, para redoblar la apuesta, para creer que aún hay en que creer. Si solo pudiera recordar, si solo pudiera documentar, si solo pudiera aumentar. Cuantas cosas no podría hacer. Asi que lo que tengo vale la pena perderlo, lo que vino debe irse, lo que estaba… eso me lo quedo, porque simplemente el esfuerzo fue de otros. Valores, debates, palabras que van y vienen, y se vuelven a ir, como los recuerdos, como las ideas, como vos en una noche cualquiera. Como yo hasta que te quiera.

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